El precio que hemos tenido que pagar por pasar de la posición agachada de nuestros antecesores a la posición erguida es que nuestras espaldas tengan que soportar cargas a las que todavía se están adaptando. Hasta hace pocos años la espalda era la gran olvidada dentro de los sistemas de salud y rehabilitación. Tan solo se actuaba cuando causaba dolor, y los remedios en muchos casos eran quirúrgicos o farmacológicos.
Antiguamente se creía que el dolor de espalda se debía siempre a alteraciones de la estructura de la columna vertebral o hernias discales. Hoy en día se sabe que no es así, y por fortuna se ha avanzado mucho positivamente.
El famoso dolor de espalda aparece por un mecanismo neurológico que causa el dolor, inflamación y contractura muscular. La mayoría de las veces no se sabe qué lo desencadena. En algunos casos puede ser debido a alteraciones orgánicas de la columna vertebral, pero normalmente no es así ya que la mayoría de las alteraciones de la forma de la columna vertebral son variantes de la normalidad.
La repetición de esfuerzos en posturas incorrectas o, sobre todo, la falta de una musculatura suficientemente potente, equilibrada y entrenada, pueden ser factores decisivos. Otros factores son, curiosamente, el miedo a padecer dolor y la exposición a vibraciones.
¿Cómo funciona tu espalda y para qué sirve?
► Su función principal es permitir que el cuerpo realice sus movimientos sin dificultad, y además sostenerlo. Para poder sostener el peso del cuerpo la espalda tiene que ser sólida. Está compuesta por huesos muy resistentes y músculos potentes. Para permitir el movimiento, la columna vertebral tiene que ser flexible, por eso está compuesta por 33 vértebras separadas, dispuestas una encima de otra y sostenidas por un sistema de músculos y ligamentos que permiten movimientos realmente complejos.
► Contribuir a mantener estable el centro de gravedad, tanto en reposo como en movimiento. Para contribuir a mantener estable el centro de gravedad, la contracción de la musculatura de la espalda actúa como un contrapeso, realizando pequeños desplazamientos adelante, atrás o a los lados que compensan los movimientos del resto del cuerpo.
► Proteger la médula espinal. Las vértebras tienen una forma especial, con un agujero en el centro por donde discurre la médula. La columna forma así una especie de "armadura" de protección medular.
La columna vertebral - Un repaso a su anatomía
Está formada por 33 vértebras.
• Las 7 cervicales, 12 dorsales y 5 lumbares están separadas por los 23 discos intervertebrales correspondientes.
• Las 5 sacras están soldadas, al igual que las 4 coxígeas.
Los discos intervertebrales son una especie de almohadillas que evitan el contacto directo de las propias vértebras además de amortiguar los impactos. En su interior hay fluidos que van saliendo poco a poco a lo largo del día, por el peso que han de soportar, y se reabsorben durante la noche mientras estás acostado en posición horizontal. Esto hace que al acabar el día seas unos milímetros más bajo.
La disposición especial de las vértebras, describiendo varias curvas, hace que la columna sea muy resistente a las cargas en dirección vertical: 17 veces más que si fuera totalmente recta. Ante cargas importantes las curvaturas pueden aumentar de forma transitoria amortiguando la presión que sufren las vértebras. Por eso, en algunos países, es tradicional aún llevar cargas pesadas sobre la cabeza, de esta forma se mantiene el centro de gravedad en el eje de la columna, por lo que curiosamente la musculatura de la espalda apenas trabaja.
Las curvas en el plano lateral o sagital son las llamadas lordosis y cifosis.
• Hay una lordosis cervical y otra lordosis lumbar (concavidades hacia atrás)
• Hay una cifosis dorsal y otra cifosis sacra (convexidades hacia atrás)
En el plano frontal la columna sana es prácticamente recta, sin embargo a menudo se encuentran ligeras curvaturas hacia los lados, que son las llamadas escoliosis y que suelen ser patológicas.
Los músculos que equilibran tu espalda
• Abdominales. Se extienden desde la parte inferior de las costillas hasta la parte superior de la pelvis, protegiendo los órganos internos y evitando que la región lumbar se arquee demasiado y caiga en una posición de hiperlordosis (curvatura excesiva). Los músculos abdominales débiles ponen la espalda en peligro. Unos abdominales laxos son menos capaces de resistir el tirón del peso del cuerpo sobre la columna.
• Paravertebrales. Se extienden por toda la parte posterior del tronco, desde la nuca hasta la pelvis, uniendo por detrás la parte inferior de las costillas con la pelvis y las vértebras con los omóplatos, y entre sí hasta la nuca. Son responsables principalmente de la extensión atrás de la espalda, justo lo contrario de los abdominales que la flexionan.
• Psoas-iliaco. Se extiende desde la última vértebra dorsal y las cinco lumbares hasta el muslo, atravesando la pelvis. Al contraerse aproxima el muslo y las vértebras por delante, hasta hacer que se toquen el pecho y la rodilla, como cuando haces encogimientos abdominales.
En los primeros 30 grados de flexión, los abdominales y el psoas colaboran, a partir de esa postura el resto de la flexión del pecho sobre la pelvis se debe sólo a la acción del psoas.
• Glúteos y piramidal. Los glúteos se extienden desde la pelvis hasta el fémur por detrás, formando las nalgas. Al contraerse tienden a llevar la pierna hacia atrás y hacia fuera. Al erguir la espalda hacia atrás los glúteos e isquiotibiales colaboran con los paravertebrales.
Los glúteos y otros músculos de la pelvis como el piramidal, contribuyen a mantener una tensión dinámica en la cintura pélvica, lo que aporta un punto de apoyo estable a la columna vertebral.
• Isquiotibiales. Se extienden por la parte posterior del muslo, dirigiéndose por detrás desde la pelvis hasta la rodilla. En la extensión de la espalda los glúteos e isquiotibiales colaboran con los paravertebrales.
Si los isquiotibiales están acortados tienden a hacer que la zona lumbar esté constantemente más arqueada de lo normal (lo que se llama hiperlordosis) y pueden facilitar la aparición de contracturas en la musculatura paravertebral.
Los músculos paravertebrales se coordinan con los abdominales y el músculo psoas para mantener la columna recta, del mismo modo que lo hacen las cuerdas que sujetan el mástil de un barco. Los glúteos fijan la columna a la pelvis y dan estabilidad a todo el sistema. Por otra parte, si los músculos isquiotibiales están acortados, tienden a provocar posturas inadecuadas para la columna vertebral.