No te confundas: flexibilidad, movilidad y elasticidad no son la misma cosa aunque muchas veces se suelen poner en el mismo saco como si así fuera. Seguramente se podría encontrar una relación entre las tres pero hay que saber de qué tipo. En este artículo vamos a tratar de explicar de forma simple qué es cada una de estas cualidades, cómo se relacionan entre sí y de qué manera puedes mejorarlas con unos sencillos ejercicios de estiramientos, divididos por deportes.
» La flexibilidad es la capacidad de mover una articulación a lo largo de su rango de movimiento (capacidad de extensión máxima de un gesto concreto). Todas las técnicas de estiramientos tienen como objetivo mejorar la flexibilidad. Y ésta tiene que ver con la movilidad articular.
» La movilidad es la capacidad de poder llevar a cabo movimientos con mayor amplitud. Cuando se habla de movilidad hay que pensar en la flexibilidad de las articulaciones y en la capacidad de los músculos, tendones, ligamentos y cápsulas articulares de extenderse.
Existen dos tipos de movilidad:
La activa: es la capacidad de movimiento de una articulación originada por la propia fuerza del músculo.
La pasiva: cuando la capacidad de movimiento se consigue a través de una fuerza externa (compañero, aparatos, etc.). Siempre es mayor que la activa.
» La elasticidad es la capacidad que tiene un cuerpo de retornar a su posición de reposo una vez cesan las fuerzas que lo han deformado.
¿De qué depende la movilidad?
La movilidad se ve afectada por una serie de factores:
EXTERNOS
• La edad. Un pre-adolescente es más flexible que un adulto, si son iguales los demás factores.
• Diferencias hormonales. Estas diferencias hacen que las mujeres suelan ser más flexibles que los hombres.
• Temperatura. El calor hace más fácil aumentar la movilidad y te permite ser más flexible.
• Hora del día. Por lo general las tardes son más propicias, llegándose al máximo entre las 2 y las 4 de la tarde.
• Cansancio físico. Si el músculo está fatigado tendrás más problemas para estirarlo.
• Limitaciones de la equipación. Hay prendas que pueden llegar a limitar la amplitud de nuestros movimientos.
INTERNOS
• Estructuras óseas. En algunos casos no puedes llegar más allá en un determinado movimiento porque hay huesos que hacen de topes.
• Elasticidad del propio músculo. Si has tenido alguna lesión muscular, el tejido de cicatrización que se forma es menos elástico que el resto del músculo.
• Elasticidad de los ligamentos y los tendones. Los tendones apenas se pueden extender. Los ligamentos tienen una capacidad algo mayor de hacerlo, pero también escasa.
• Capacidad de relajación. Si el músculo no está totalmente relajado no se puede lograr toda su amplitud de movimiento al extenderlo.
• Grado de hidratación. Una toma de agua adecuada favorece la movilidad y elasticidad muscular.
Por tanto, con una mayor movilidad de la articulación del hombro, un nadador puede aumentar su brazada, un esquiador su acción con los bastones, un lanzador su dinámica de lanzamiento, etc. Y, por tanto, se mejora en el rendimiento.
Lo mismo ocurre en otros deportes, como la carrera, en los que por ejemplo unas piernas más flexibles permiten una mayor longitud de paso, mejorando de este modo la eficiencia. Todo esto ocurre también a nivel de la columna vertebral, que dispone de múltiples articulaciones. La movilidad articular mejorada a través de los estiramientos aumenta nuestra amplitud de acción.
Beneficios de la elasticidad
Como hemos visto, elasticidad no significa lo mismo que movilidad. La elasticidad hace referencia al trabajo conjunto de nervios y musculatura.
La flexibilidad y la elasticidad no son sinónimos y en algunos casos pueden ser términos opuestos. La excesiva capacidad de extensibilidad músculo-ligamentosa puede ir en detrimento de una buena capacidad elástica o de respuesta rápida del músculo.
La flexibilidad trabajada al máximo antes de una competición no es lo más adecuado, ya que se pierde capacidad elástica o velocidad.
Cuando trabajas la flexibilidad de forma exhaustiva estás mejorando todo lo que se refiere a la movilidad articular, pero no tiene porque mejorar tu elasticidad. Para ello es necesario emplear métodos específicos. Cuando estiramos un músculo, los filamentos musculares se separan dispuestos a contraerse otra vez, y los elementos elásticos del músculo están estirados.
Si el estiramiento es rápido se produce un reflejo que provoca que el músculo se tense y se resista a esta extensión. Es un mecanismo de protección que trata de impedir la rotura muscular. Cuando el músculo se contrae de modo voluntario inmediatamente después, la fuerza contráctil generada será la suma de la propia contracción, la elasticidad del músculo y de los mecanismos reflejos, y será mucho mayor que si el músculo se contrae desde la posición de descanso.
Este tipo de estiramiento previo se aprovecha en el entrenamiento pliométrico (multisaltos), donde una serie de saltos y movimientos de rebote se utilizan para conseguir mayor fuerza elástica.
En ningún caso hay que confundir laxitud de ligamentos con elasticidad muscular. Si algunas personas presentan una cierta laxitud en las articulaciones, como le puede pasar a gente que no haga ningún deporte, ninguno de sus músculos estáticos es realmente elástico. Recordad que la elasticidad es la capacidad de vuelta a la posición inicial (velocidad) de un músculo que está extendido.