El primer día de gimnasio puede resultar complicado: no conoces a nadie, no entrenas desde hace mucho, no sabes qué actividad te conviene y tienes miedo al ridículo, etc. Esto nos ha ocurrido a todos, así que no te preocupes. Si tienes en cuenta nuestros consejos todo irá mucho mejor y vas a tener muchas ganas de volver al día siguiente.
Ya has tomado la decisión de apuntarte a un gimnasio, pero… ¿dónde?
Es importante que no te precipites a la hora de elegir gimnasio. Hay muchas cosas que tener en cuenta: la ubicación, el precio, los horarios, las instalaciones, los servicios que ofrecen, etc. Si llevas mucho sin entrenar, no importa una semana más de espera y puede servir para encontrar el centro adecuado. Piensa si prefieres que esté cerca de casa o del trabajo. Un consejo: no seas demasiado optimista a la hora de apuntarte a muchas actividades o pagar a largo plazo. Muchas veces pagas todo un año y luego descubres que lo tuyo es correr en el parque o salir en bici.
Algunos centros te dan la oportunidad de un día gratis y conocer a la gente del lugar antes de inscribirte. Aunque tú lo que quieres es entrenar, no olvides que uno de los factores más importantes es el buen ambiente y la interacción con tus compañeros. Las "cargas" te parecerán más ligeras si las levantas en buena compañía.
También es muy positivo comprobar que la actividad a la que te has inscrito es exactamente lo que esperas y que estás en sintonía con el instructor. Solicita que te presenten a los instructores antes de iniciar la actividad. El primer día vete directo a recepción y pregunta dónde está cada cosa. Pide también los horarios.
Alimentarse bien... no es comer mucho
¿Ya te has decido por un gimnasio? Pues manos a la obra. Antes de entrenar es mejor que realices una comida ligera y esperes al menos dos horas mientras haces la digestión. Piensa que un filete o unas legumbres permanecen en el estómago más de cuatro horas, las verduras o el pescado hervido más de dos, y las manzanas o el yogur, una.
Es clave desayunar bien: debe aportar el 25% de tu ración alimenticia. El mejor desayuno sería yogur con cereales y frutas frescas. Si la comida es equilibrada, con un contenido adecuado de proteínas y carbohidratos no es necesario tomar ningún suplemento, al menos de momento.
Los vestuarios del gimnasio
Lo normal es que en los vestuarios haya mucha gente que se pasea desnuda. También es posible que veas cuerpos impresionantes comparados con el tuyo. Empieza a quitarte complejos: nadie va a fijarse en ti. Que no te importe que tu ropa esté pasada de moda: lo importante es que puedas realizar cualquier movimiento con comodidad y si es posible que tu ropa sea transpirable.
Eso sí, hay cosas que no puedes olvidar: zapatillas de deporte aptas para la actividad que vayas a realizar (cinta de correr, pesas o spinning, ¡no todas son iguales!), una toalla para el baño y otra más pequeña para limpiar el sudor mientras entrenas, una botella con agua o bebida isotónica, chanclas, jabón, champú y desodorante.
¿Por dónde empiezo?
Una vez vestido, pregunta al personal del gimnasio por dónde puedes empezar. Si tu forma física es muy baja, te recomendarán la sala de musculación: bicicleta estática, cinta de correr y algún ejercicio de musculación para brazos y piernas. También alguna clase de aeróbic de bajo impacto o tonificación.
Clases colectivas
Las clases colectivas dan miedo al principio por el temor a hacer el ridículo. No te agobies, los que hoy lo hacen bien empezaron como tú. Nunca entres a clase si llegas tarde; no es sólo por respeto, es que debes calentar. Además, al principio el profesor explica despacio la "coreografía", los pasos que van a repetir a lo largo de la clase. Si entras cuando ya se está entrenando con cierto ritmo, seguro que te vas a perder.
Los primeros días céntrate en los pasos de las piernas, ya coordinarás los brazos. Tampoco es recomendable marcharte antes de que la clase termine. Los últimos minutos suelen dedicarse a los estiramientos y vuelta a la calma, que son fundamentales.
La sala de pesas
No quieras disimular que eres nuevo y te pongas directamente a usar las máquinas, puede que no consigas ni hacerlas funcionar y se note más. Incluso si ya has entrenado en otros gimnasios cada aparato tiene un funcionamiento diferente.
Antes de empezar habla con el monitor y pídele que te haga una rutina o tabla de ejercicios y te enseñe cómo funcionan los aparatos. Está ahí para ayudarte. La primera vez que hagas tu rutina o tabla es conveniente que el monitor te asesore sobre cómo realizar cada ejercicio uno por uno.
Haz las repeticiones que se te indiquen, no quieras imitar a tus compañeros que seguramente tienen más experiencia. Si en lugar de aparatos usas peso libre para algunos ejercicios, asegúrate que sabes cómo meter y sacar los discos de las barras sin riesgos, nunca olvides los seguros. No te olvides de poner una toalla sobre las máquinas antes de utilizarlas. Llenarse de sudor ajeno es poco agradable.
Hidratarte es fundamental
Lo mejor es que te lleves una botellita con agua y vayas bebiendo a pequeños sorbos, nunca de golpe.
Dosifícate
Nunca realices esfuerzos excesivos. Si te pasas, al día siguiente vas a estar muy cansado y dolorido. Se obtienen mejores resultados con paciencia y perseverancia.